Querido lector-a,
Anoche en un programa de televisión apareció un músico norteamericano nacido sin brazos que se ha convertido, a base de tesón y sacrificio, en un virtuoso de guitarra interpretada con los pies. Nada que objetar a ese testimonio de fuerza, coraje y espíritu de superación. Lo que de verdad no me gustó nada fue la forma en la que se trató el tema. Encabezaron la presentación con un reportaje en un conservatorio de música en el que se presenta este Señor para dar una conferencia con una chaqueta con brazos artificiales. Una vez en el estrado, llama a uno de los alumnos y le pide que tire de sus brazos. Cuando el chico lo hace se queda desnudo de cintura para arriba mostrando su minusvalía y provocando el horror de los presentes que, evidentemente, habían acudido a otra cosa. Ya en plató se dio la imagen de que este hombre es capaz de llevar una vida normal a pesar de su minusvalía. Pues bien, me cabrea mucho que se trate un tema como este tan a la ligera. ¿Acaso alguien se preguntó si este Señor es capaz de comer sin ayuda, de asearse o de atarse los zapatos?. Sé de lo que hablo porque desgraciadamente yo también soy minusválido y sí, es evidente que la fuerza de voluntad te ayuda a conseguir que tu vida sea lo mas normal posible, pero ojo, para saber de que estamos hablando hay que vivir el día a día de un minusválido. Hay que necesitar ayuda para muchas cosas para darte cuenta que una minusvalía puede ser cualquier cosa menos un motivo de espectáculo. Hay que acostumbrarse a esa miradas indiscretas que todos los días sorprendes , a los "pobre hombre" susurrados y a tantas otras cosas.
Mira querido lector-a, cuando te encuentres con alguien con una minusvalía piensa que para esa persona vivir es todavía más difícil que para cualquier otra, que lo que para ti es normal, conducir tu coche, darle un abrazo a tus hijos, pagar con tu tarjeta, para él es algo que ha sido un logro vital. Mira, te voy a contar una anécdota que viví cuando sufrí la amputación que soporto desde hace años. Una noche que no podía dormir dándole vueltas a mis problemas llegué a la conclusión de que me iba a marcar dos metas fundamentales, a saber, la primera era ser yo el único minusválido y no hacer que mi problema se trasladara a mi familia y les amargara la vida, y lo segundo era dejar de sentir lastima de mi mismo, ya que no iba a conseguir dejar de inspirársela a los demás. Por eso me enfadé anoche tanto, porque creo que se debe desterrar de una vez por todas el utilizar a los que somos distintos como monos de feria. En fin, ya parece que me he desahogado un poco. Siento mucho querido-a lector-a que hayas tenido que aguantar mi mal humor de hoy. Procuraré que no ocurra demasiado a menudo.
Queda en paz
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