Querido-a Lector-a,
Últimamente cuando leo los periódicos o veo algún informativo, me viene a la memoria un amigo de esos que se fueron de mi vida por donde habían venido y que, sorprendentemente, presumía de no haber leído un libro en su vida. Este sujeto para más escarnio poseía una licenciatura y cuando yo le preguntaba si en ese curioso récord incluía los libros de la carrera, me aseguraba que solo había estudiado con apuntes y jamás había necesitado abrir un libro. Saco esto a colación porque entre esos nuevos políticos de los partidos que ahora llaman emergentes veo muchos licenciados y muy poquitos obreros, cosa extraña en partidos que se definen de izquierdas. Espero sinceramente que esos licenciados no sean como mi ex-amigo y por lo menos hayan leído algo, cosa que nos vendrá bien a todos los españolitos de a pie.
Siguiendo con el bueno de Juanito, el protagonista de mi historia, una tarde que estábamos tomando un café ,le dije que el siguiente fin de semana pensaba viajar a Granada. Craso error. Rápidamente se subió al carro y se ofreció a acompañarme. Trate de quitármelo de encima diciéndole que era un viaje cultural y no creía que a Él le interesara, lo cual era cierto. Muy ofendido me contesto que a Él le interesaba la cultura y no había más que hablar, me acompañaba. Resignado no tuve más remedio que transigir y para Granada nos fuimos un viernes por la tarde.
A la mañana siguiente, durante el desayuno, le informe de que tenía concertada una visita guiada al "Carmen" de García Lorca. Antes de que me lo preguntara, le expliqué que en Granada llaman Carmen a las casas uni-familiares de la zona habitada por la burguesía de la ciudad. Por lo tanto, continué lo mejor es que buscara algo que hacer y quedáramos para comer. Un poco molesto me replicó que El no se perdía esa visita. Y sin poder evitarlo allá nos fuimos. La visita a la casa del maravilloso poeta había sido preparada por uno de mis amigos granadinos y además nos iba a hacer de cicerone el mantenedor de la institución que regentaba dicha casa museo. Una vez terminadas las presentaciones empezó la interesante visita. Pues bien, justo cuando estábamos disfrutando de la biblioteca del poeta, Juanito me preguntó en voz suficientemente alta para que le pudieran oír todos los presentes, -oye, ¿este no es ese tipo que se cargó la guardia civil porque era maricón ?. Te puedo asegurar, querido lector-a que no me lancé por el balcón de la estancia porque
vi debajo una chumbera y no era cosa de terminar como un erizo. Si, si, tú ríete , pero a mí te aseguro que no me hizo ni puñetera gracia y no te imagino la que le hizo al resto de los presentes. En fin, paciencia. Ya seguiré contando otras hazañas de Juanito que dan para mucho
Quedad en paz
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