Querido lector-a,
A partir de hoy voy a incluir en mis reseñas algunos cuentos populares adaptados o bien de mi creación. Espero que te gusten y no olvides leérselos a los más pequeños. Aquí va el primero:
EL CONEJO PROTESTÓN
Hace mucho, mucho tiempo, cuando Dios estaba terminando de crear a los animales, un conejo al que acababa de crear miraba enfurruñado a los demás.
Dios, cuando terminó su trabajo, les preguntó a todos:
- ?Estáis contentos con vuestro aspecto?
El león dijo:
-Estoy muy contento con esta enorme melena y estas fuertes garras que me has dado. Voy a ser el rey de la selva- rugió.
El tigre dijo:
- Yo me siento muy poderoso con mi rugido y mi enorme bocaaaaaaaaaaaa
El águila dijo:
- Estoy muy feliz con estas alas que me has dado con las que voy a poder volar hasta el sol.
Los pajarillos cantaron al unísono:
- Estamos contentos con nuestro canto y el color de nuestras plumas.
El elefante resopló:
-Yo estoy contento con mi fuerza, mis colmillos y mis enormes patas.
El camello rumió con voz sonora:
-Estoy muy contento con mi joroba. En ella voy a almacenar el agua que necesito para vivir en el desierto.
La gacela habló nerviosa:
- Estoy muy contenta con la rapidez de mis patas. Así el tigre no me alcanzará- y le sacó la lengua al tigre que la miró con rabia.
Y así siguieron todos los animales agradeciéndole a Dios los dones que les había concedido. Bueno, todos no, el conejo, con sus largas orejas, escuchaba lo que iban diciendo el resto de los animales cada vez mas enfadado. Entonces pidió la palabra y le dijo a Dios:
-Mire don Dios, usted les ha dado a los otros animales las mejores cosas. A mi me ha hecho chiquito, sin garras, ni melena, ni alas, ni fuerza, ni rugido. Solo me ha dado estas enormes orejas. ¿No le parece que es injusto?.
-¿Te parece que he sido injusto contigo mi buen conejo?.- Le preguntó Dios.
- Estoy seguro, Creador del Universo, cualquiera tiene más cosas que yo-. Dijo el conejo.
- Mira conejo- dijo Dios-. Si quieres que te cambie debes traer a mi presencia tres cosas.
-¿Que cosas son esas mi Señor?- preguntó el conejo
-Muy sencillo, quiero que me traigas una pluma de águila, un huevo de una víbora y un puñado de pelos de la melena del león. Entonces pensaré lo que puedo cambiar en ti.-
El conejo entusiasmado salió corriendo a cumplir su encargo. Cuando por fin paró de correr, pensó en lo difícil del encargo que Dios le había encomendado. Estuvo mucho rato pensando y por fin estalló entusiasmado:
- Tengo una idea, esto va a ser coser y cantar, primero iré a ver al león.-
- Buenas Sr. león- saludó amablemente cuando estuvo a una distancia prudente del rey de la selva- el águila, que es una gran admiradora de su fuerza, me ha pedido algunos mechones de su melena para llevarlos a volar hasta el sol-
El león lleno de vanidad se sintió encantado de que sus plumas volaran tan alto. Se arrancó varios mechones de pelo y se los entregó al conejo- Toma conejo- dijo el león- y dile al águila que yo también admiro su fuerza y su vuelo.
El conejo le dio las gracias al león y salió corriendo en busca del águila. Cuando llegó a la cima de la montaña donde vivía la rapaz, las patas le empezaron a temblar de miedo al ver su enorme pico. Pero se animó y le dijo:
- Señora águila, el señor león le envía sus saludos y me ha pedido que le traiga unos mechones de su melena. También me dice que estaría encantado de tener a cambio algunas de sus plumas para admirarlas en la soledad de su cueva.
El águila, muy orgullosa se arrancó varias de sus plumas y se las dio al conejo, no sin antes decirle:
- Dile al señor león que yo también le admiro mucho-
Una vez en poder de los mechones del león y las plumas del águila, el conejo bajó de la montaña y se fue a donde vivía la víbora. Esto va a ser mas complicado, pensó nuestro conejo, porque la víbora es astuta y traidora. Entonces se le ocurrió una idea. Escondió en un tronco unos puñados de plumas y pelos y con el resto se acercó a la víbora y le dijo después de depositarlos en el suelo:
- Señora víbora, tengo para usted un mensaje del león y del águila. Le envían su amistad y le piden que se reúna con ellos en el bosque cercano. Parece que quieren pedirle a usted consejo sobre un asunto de gran importancia.-
La víbora picada de curiosidad, dejó solo su nido y se encaminó al bosque, momento que aprovechó el conejo para coger uno de sus huevos.
Una vez que ya tenía todos los encargos de Dios en su poder, el conejo corrió a su presencia y le dijo:
-Aquí le traigo todo lo que me pidió. ¿ Ahora voy a tener el tamaño del león, la fuerza del águila y la rapidez de la gacela?.
-Ni loco- dijo Dios- esto te demuestra que además de esas grandes orejas te he dado algo que no se ve pero que es más importante, tu enorme inteligencia. Por lo tanto utilízala y serás el más feliz de los animales-.
Moraleja: la fuerza mueve el mundo, pero la inteligencia hace que el camino elegido sea el mejor.
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