Estimado lector-a,
Acabo de ver con horror las imágenes de los atentados de esta mañana en Bruselas. Hace unos meses leí un artículo sobre la captación de esta gentuza que se inmola en nombre de su dios, llevándose por delante a cientos de inocentes. Resulta curioso que la mayoría de ellos no conocen apenas el Corán, por lo que se les radicaliza a base de promesas de una vida mejor en un edén, muy poco espiritual por cierto, abundante en comida y mujeres bellas. Así mismo, mediante técnicas perfectamente estudiadas, se les hace sentirse importantes y auténticos héroes salvadores de su pueblo. Esto unido a que estamos hablando de gente fracasada, sin formación y sin medio de vida, provoca que en poco tiempo sus captadores tengan a su disposición autenticas bombas de relojería listas para ser detonadas donde los ideólogos de la barbarie deciden.
Reflexionando sobre todo esto, me he dado cuenta que hay cuatro libros que han influido enormemente en la historia de la humanidad y, desgraciadamente, en su nombre se han cometido las mayores atrocidades. Por supuesto me refiero a la Biblia, el Corán, el Capital de Karl Marx y Mi Lucha de Adolfo Hitler.
En realidad no creo que estos libros en sí puedan provocar el daño que han provocado, tal vez a excepción del último, un libro evidentemente escrito para justificar atrocidades como el racismo. En los otros tres casos es evidente que el problema no está en el contenido de los libros, si no en la interpretación que a lo largo de la historia se ha hecho de ellos. En el caso de la Biblia, el primer pueblo que sufrió persecución por su defensa fue el pueblo hebreo, después, los mismos cristianos se pasaron siglos tratando por una parte de imponerse entre sí las interpretaciones que cada uno le daba al mismo libro y posteriormente tratando de imponérselo a sangre y fuego a todos aquellos que profesaban otras religiones, ya sea los musulmanes de la época de las cruzadas, o los indios durante la conquista de América. En relación al Corán, lo ocurrido a lo largo de la historia en torno a él es tan similar al caso de la Biblia que da miedo. Las disensiones internas entre musulmanes no tienen nada que envidiar a las de los cristianos, y ahora también muchos de ellos, espero que una minoría demente, se dedican a imponer su fe por la fuerza. y, como no podía ser de otra manera, a matar y perseguir a todo aquél que no siga su estúpida ley coránica.
En cuanto a el Capital, ¿Qué decir de las barbaridades que se han perpetrado desde el siglo XIX en nombre de la revolución proletaria?. Esto ha marcado la historia del mundo hasta hace pocos años, e incluso todavía queda por esos mundos de Dios algún iluminado que se proclama marxista.
Creo que la conclusión es más que evidente, el problema no son los libros, es el ser humano, sí ese que se considera un ser racional y muchas veces no es ni humano ni mucho menos racional. Por todo ello, me parece que el mejor antídoto contra la barbarie de uno u otro signo es la educación y la cultura. Enseñemos a nuestros jóvenes que disentir es bueno, lo que es negativo es tratar de imponer nuestras ideas a los demás.
Quedar hoy más que nunca en paz
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