jueves, 17 de marzo de 2016

La puñetera ortografía

Estimado lector-a,

Creo que el título de mi reseña de hoy resulta  elocuente.  La idea de escribirla parte de una noticia que escuché ayer en un medio de comunicación y que resulta como mínimo divertida. Estos días se está celebrando en Puerto Rico el congreso de la lengua española, al que están asistiendo varios jefes de estado de países de habla hispana, entre ellos los Reyes de España. Pues bien, cuando nuestro Rey iba a tomar la palabra, en el panel luminoso de la sala se anunció que tomaba la palabra su "Magestad" el Rey de España. Sí, has leído bien, no es una errata, escribieron majestad con g. La verdad es que esto en un congreso de ferreteros no pasaría de ser una anécdota, pero precisamente en un congreso de la lengua española resulta mas que chocante. Imagino la cara de los doctos académicos asistentes cuando vieran en la enorme pantalla la metedura de pata del encargado del aparato. Espero sinceramente que este sujeto no fuera elegido para su cometido por su amplia cultura lingüística.

Ya que hablamos de ortografía, recuerdo una anécdota que explicaba uno de mis profesores de lingüística  sobre la importancia de la ortografía a la hora de conseguir que nuestros escritos se entiendan correctamente. Al parecer, un rey recibió una sentencia de muerte que rezaba así:

Perdón imposible; que se ejecute al condenado.

Compadecido con el pobre reo, borró con cuidado el punto y coma y lo cambió de lugar. La frase quedó así:

Perdón; imposible que se ejecute al condenado.

Ya ves un simple punto y coma puede salvar una vida. Hay muchas frases  celebres que incitan a cuidar nuestra ortografía pero recuerdo una de Voltaire que me encanta: “La escritura es la pintura de la voz”. Pues eso, vamos a procurar no emborronar mucho con faltas de ortografía nuestros escritos. Por cierto, la mejor forma de no tener faltas de ortografía es leer mucho. Ya ves, yo siempre llevando el ascua a mi sardina lectora,,,,,,.

Por último, espero no haber cometido ninguna falta de ortografía en esta reseña y pido perdón a mis lectoras por la fotografía final, pero se trata de mi admirado Groucho y a este genio se le puede perdonar casi todo.

Quedar en paz









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