Querido lector-a,
Hoy no voy a hablarte de libros ni de lecturas, hoy te voy a hablar de vida. Esta mañana he visto en una red social una entrevista a un hombre de 80 años que ha conseguido hacerme saltar las lagrimas. Últimamente, debe ser cosa de la edad, me estoy volviendo de lagrima fácil. No me preocupa, todo lo contrario, eso quiere decir que a pesar de los vaivenes de mi vida, todavía me queda algo de sensibilidad. Ya sabes que en realidad los hombres no lloramos(por lo menos eso me enseñaron a mi), eso es cosa de chicas, pero mira, parece que mi lado femenino está pugnando por salir. En fin, me dejo de tonterías y te reproduzco el enlace a la entrevista:
https://www.facebook.com/escuderense/videos/1642282972685234/
¿Emocionante verdad?. Tengo la suerte de dedicar una parte importante de mi tiempo actual a cuidar de mis padres, a punto de cumplir noventa primaveras. Te puedo asegurar que para mi cuidar de ellos no es una obligación, es un privilegio que Dios me ha regalado. Ahora que me sobra el tiempo y por lo tanto lo puedo perder a mi antojo, me he dedicado a repasar mi vida. Soy plenamente consciente de mis errores y mis aciertos y puedo asegurar que mi mayor activo ha sido poder ofrecer a mis padres la mejor vejez.
El cuidado de personas mayores puede parecer una tarea ingrata. Te puedo asegurar que en absoluto lo es. Mira, te voy a contar una anécdota. Todas las noches entro en la habitación de mi Madre para darle un beso de buenas noches. A veces, ella me toma la cara y prolonga el beso. Cuando le pregunto, ¿y esto por qué guapísima?, Ella sonríe y solo con su mirada me basta para entenderla. Jamás nadie me ha remunerado mas ampliamente que Ella con esa sonrisa.
Me cuesta mucho entender que haya hijos que abandonen a sus padres. Sé perfectamente que la vida de hoy en día a veces no permite dedicarles mucho tiempo, pero el día es muy largo y siempre hay hueco para una llamada o para una visita. Entiendo la existencia de residencias geriátricas, muy necesarias en determinados casos. Pero ingresar a tus padres en una residencia no es aparcarlos ahí para siempre. Es obligación de los hijos(incluso legal), cuidar de ellos en todas las circunstancias.
Es evidente que dado que la juventud está demasiado ocupada para cuidar de sus mayores, mi generación va a terminar en uno de esos centros. A veces bromeo con algunos de mis amigos con hijos (yo no los tengo), y les digo que a pesar de todo, ellos y yo vamos a terminar en una residencia. La diferencia es que ellos van a estar cabreados y yo no.
Lo que sí tengo muy claro es que la mejor manera de ser feliz es entregarte de alguna manera a los demás y está claro que si no lo haces con los que tienes más cerca, ¿con quién lo vas a hacer?.
Como es muy difícil evadirme a mi obsesión de hablarte de libros, te recomiendo uno maravilloso que trata en cierto modo este tema, "la sonrisa etrusca" de José Luis Sampedro. Ves, al final he terminado hablando de libros, ya ves lo fiel que soy a mis intenciones.
Quedar en paz
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