Querido lector-a,
Ya habrás supuesto, por el titulo de esta reseña, que hoy te voy a hablar de uno de los mayores genios de la literatura mundial, Julio Verne.
Julio Verne; Nantes, 1828 - Amiens, 1905 es considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción. Predijo con gran precisión en sus relatos fantásticos la aparición de algunos inventos generados por los avances tecnológicos del siglo XX, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales. Recuerdo perfectamente la época en que leí, ya hace muchos años, la primera novela de Verne, nada menos que "20.000 leguas de viaje submarino". Fue durante uno de aquellos veranos de mi adolescencia en el que empezaba a entusiasmarme con mis lecturas. Después siguieron muchas mas novelas del genio francés. Con Él he conocido las bellezas del fondo del mar, he dado la vuelta al mundo, he vivido en una isla desierta, he viajado a la Luna, al centro de la Tierra y he podido recorrer todos los mares y océanos de nuestro planeta.
No sé a que iluminado se le ocurrió clasificar la obra de Verne dentro de la categoría de novela juvenil. Me parece que su obra es absolutamente inclasificable, entre otras cosas porque Julio Verne creó un estilo propio que nadie se ha atrevido a imitar.
Hay muchas cosas que me seducen de Verne. Además del espíritu de aventura, sus obras están llenas de amor por la ciencia y el progreso y, a mi juicio lo más importante, contienen valores como la amistad, la generosidad, la honradez y el respeto a todo aquel que destaca por su inteligencia o bondad. Incluso en una época en la que la segregación racial era algo absolutamente normal (estamos hablando de la segunda mitad del siglo XIX), Verne demuestra un cariño especial por todos sus personajes de razas distintas a la blanca o de culturas no europeas.
Si no te importa, vamos a recordar algunas de sus mejores novelas. Por supuesto no están todas, pero las que están son muy representativas de la obra de Julio Verne:
Cinco semanas en globo
(1863), obra que lo lanzó al éxito y lo estimuló a proseguir con la temática de
la novela de aventuras y fantasía. El mismo editor le encargó una colaboración
regular para la revista Magazine
d'éducation et de récréation, y en poco tiempo alcanzó una gran
celebridad. Aprovechando sus conocimientos geográficos, adquiridos a través de
numerosos viajes por Europa, África y América del Norte, y su entusiasmo por la
revolución tecnológica e industrial, Verne se convirtió en un especialista de
los relatos de viajes y aventuras de corte científico. Su dominio de la tensión
dramática le permitió combinar extravagantes situaciones y momentos poéticos en
una prosa ligera y amena.
Viaje al centro de la Tierra
(1864), para lo cual se aplicó a la geología, la mineralogía y la
paleontología. Las detalladas descripciones de animales antediluvianos
maravillaron a los expertos, poniendo de manifiesto su extraordinaria intuición
científica
De la Tierra a la Luna (1865), cuya
publicación despertó tal entusiasmo por los viajes espaciales que su despacho
se inundó de cartas solicitando reservas para el próximo viaje lunar. La novela
se ocupaba tan sólo de los preparativos del viaje, y su extraordinaria acogida
indujo al autor a completar la historia con su segunda parte, Alrededor de la Luna (1870), que
relata el viaje propiamente dicho.
Las aventuras del capitán Hatteras
(1866) narra la desventurada expedición de este tenaz y singular personaje al
Polo Norte, en cuyo transcurso encuentra al capitán Altmont, superviviente de
una expedición americana con el mismo objetivo.
Los hijos del capitán Grant
(1868) emprenden un dilatado viaje que los lleva hasta Australia en busca de su
padre, cuyo paradero sólo conocen parcialmente por un mensaje suyo hallado en
una botella.
Veinte mil leguas de viaje submarino (1870)
es, entre su extensísima producción, uno de los libros que conserva más íntegro
su encanto. La peripecia se inicia cuando una fragata americana parte en busca
de un monstruo marino de extraordinarias proporciones al que se atribuyen
múltiples naufragios. El monstruo aparece, se precipita sobre el barco
expedicionario y lo echa a pique, llevándose en su espinazo al naturalista
Aronnax, a su fiel criado Conseil y al arponero Ned Land. El monstruo resulta
ser un enorme submarino, el Nautilus,
en el cual los tres hombres pasarán cerca de diez meses hospedados por el
enigmático capitán Nemo, artífice del invento. Visitarán los tesoros sumergidos
de la Atlántida, lucharán contra caníbales y pulpos gigantes y asistirán a un
entierro en un maravilloso cementerio de coral.
La isla misteriosa (1874), otra de
sus más destacadas novelas, representa el cierre de la trilogía que forma junto
con Los hijos del capitán Grant
y Veinte mil leguas de viaje
submarino al retomar y relatar el destino de dos de sus personajes:
Ayrton y el capitán Nemo. Deudora del Robinson
Crusoe de Defoe, tiene como protagonista al ingeniero Cyrus Smith,
cuyos saberes técnicos y prácticos permiten la supervivencia del grupo de
personajes que llega accidentalmente a la isla.
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