Estimado lector-a,
Uno de mis amigos me ha reprochado alguna vez mi mala disposición ante los best-sellers. La verdad es que tiene mucha razón, sobre todo cuando se trata de los que llegan con la etiqueta made in England o made in United State (exceptuando claro está a mis admirados Ken Follet o Dan Brown). Pues bien, la lectura de "La Chica del Tren" de Paula Hawkins me ha reafirmado en mi fobia anti best-sellers.
Llegué a esta novela por las buenas críticas en algunos periódicos que hablaban de "un rompecabezas de intriga psicológica", "un libro de vértigo" o "una novela enigmática y electrizante". Pues bien, después de leer la novela sólo me explico estas críticas si sus autores no han leído nunca a Ágata Christie o, sin salir de nuestras fronteras, a nuestro Manuel Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho. De verdad que el único vértigo que he encontrado en esta novela es la sensación de que estaba leyendo algo que ya había leído antes y además peor escrito.
Si algo se le puede pedir a un trihler de misterios y asesinatos es que el final no sea evidente desde la mitad de la novela. Y te aseguro querido lector-a que aquí el asesino no era el mayordomo porque no hay ninguno, eso sí el autor del crimen no es ningún misterio. Y para más inri, al final del libro hay una página que pide al lector que guarde el final en secreto. En fin ya sabemos que el humor inglés se nos escapa a los españoles.
Espero que la película que se ha realizado basándose en esta historia la supere en calidad, lo cual sería algo enormemente raro ya que lo normal es lo contrario.
Pues nada, ya sabéis, si leéis esta novela que no sea porque yo os la he recomendado.
Quedar en paz
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