Querido lector-a,
Ayer me llegó la revista anual de Oxfam Intermón, una conocida O.N.G con la que tengo el placer de colaborar. Y digo placer, porque creo que hacer algo por los demás termina gratificando más al que ayuda que al ayudado. En esta revista acabo de leer un artículo sobre el impacto que el cambio climático está teniendo sobre los países más pobres, y por ende sobre los más desfavorecidos habitantes de esas tierras. De esta lectura estoy infiriendo algo que ya me había planteado, que lo que para nosotros los occidentales se traduce en inviernos menos duros y veranos más tórridos(cosa que terminan agradeciendo los amantes de la playa), para otras personas es una tragedia que en muchos casos puede acabar con sus medios de vida. El cambio climático afecta en mayor medida a las poblaciones más vulnerables, que, a la vez, son las que menos contribuyen a él, ya que solo emiten el 10 % de los gases que están provocando el llamado efecto invernadero. Llama la atención que las grandes potencias económicas se muestren preocupadísimas por este problema pero, al mismo tiempo, hagan muy poco para solucionarlo. Y no estamos hablando de algo baladí, hablamos nada más y nada menos que del futuro de nuestro planeta que, al fin y al cabo, es el único que tenemos a día de hoy para vivir.
En el artículo a que me he referido arriba, se describe con claridad meridiana cómo afecta el cambio climático al día a día de los habitantes de los países pobres. Al no disponer de medios fiables de predicción meteorológica, son incapaces de sembrar sus cosechas basándose en conocimientos ancestrales sobre cuando lloverá o si hará frio para sembrar o no. Desde los años setenta, se ha duplicado el número de personas expuestas a inundaciones o ciclones, (están muy recientes las últimas inundaciones en Andalucía). Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, (ACNUR), en el próximo medio siglo alrededor de 1.000 millones de personas tendrán que dejar sus tierras si no se frena el cambio climático. La subida de solo 3º centígrados provocará que casi la totalidad de las tierras dedicadas en África al cultivo del maíz, el mijo y el sorgo, no se puedan utilizar.
Oxfam Intermón actúa en estos países dotándoles de una previsión meteorológica fiable e informando a los agricultores de cuando y qué deben plantar. Así mismo facilitan las mejores semillas para ser plantadas en condiciones extremas. Realizan la instalación y acondicionamiento de puntos de agua potable, por ejemplo torres de agua que funcionan con energía solar.
Hasta aquí creo que está claro que la realidad es más que preocupante. ¿Y qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para ayudar a solucionar este tremendo problema?. Pues mira, aquí me viene a la mente aquella célebre frase de Kennedy: " no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta lo que tu puedes hacer por tu país". Es evidente que la postura del ciudadano debe ser la de presionar a sus dirigentes para que adopten políticas de emisión cero de gases de efecto invernadero, para que faciliten el reciclado de los restos fósiles y no se limiten a amontonarlos en vertederos, y así un montón de medidas más. No te voy a decir querido lector-a que es conveniente ayudar a organizaciones como esta a la que me honro en pertenecer, entre otras cosas porque creo que la solidaridad debe ser algo tan personal como el color de los ojos y, evidentemente, yo no soy nadie para aconsejarte. Lo que sí quiero dejar claro es que los poderes públicos no solo deben apoyar a las organizaciones que dan de comer a personas que lo necesitan (fundamental en los tiempos que corren), si no que es tan importante como eso enseñar a la gente a conseguir su propia comida.
Solo te pido querido lector-a que reflexiones sobre todo lo que te acabo de contar y, eso ya sería el colmo, que hables de ello con tus amigos y familiares, a ver si conseguimos que esta tragedia se haga viral, que no solo lo consigan algunos de esos tontísimos vídeos de YouTube.
Quedar en paz
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