miércoles, 2 de noviembre de 2016

Arte y propaganda

Estimado lector-a,

Hace unos días estuve leyendo un estudio realizado por el Centro superior de Investigaciones Científicas sobre el significado de las casi 10.000 leyendas epigráficas que adornan la Alhambra. Siempre se ha creído que la inmensa mayoría de esos signos eran simplemente versículos del Corán. Pues no, ahora resulta que nuestra amada Alhambra es un enorme y bellísimo instrumento de propaganda de los distintos reyes que la construyeron y habitaron. Al parecer, la mayoría de las frases son simplemente loas y agasajos que hacían los artistas a sus mecenas. Por cierto, no solo se han estudiado los signos más a la vista si no que se ha logrado encontrar inscripciones en estancias subterráneas, peldaños e incluso material de derrumbe apilado durante siglos. No hemos de olvidar que la Alhambra estuvo abandonada y habitada por mendigos hasta muy entrado el siglo XIX. En estas ruinas se desarrolla el libro de cuentos de Washington Irving (1783-1859), considerado como "patriarca de la literatura americana" y "el mejor escritor de habla inglesa de su tiempo". Tuvo el privilegio de vivir en la Alhambra mientras escribía el libro Cuentos de la Alhambra. Después de recoger todas las leyendas de los habitantes de la Alhambra, y tras investigar en los archivos de la Biblioteca universitaria granadina, desarrolló un género de novela fantástica de imprescindible lectura. Washington Irving es tan querido y recordado en Granada que goza de una placa junto a la Puerta de la Justicia. Además, una parte de los palacios tiene el nombre de Habitaciones de Washington Irving por ser allí donde residió (donde también encontramos una placa conmemorativa). Si no has leído este libro, te recomiendo encarecidamente que lo hagas.

Siguiendo con el asunto del título de mi artículo de hoy, no siempre la propaganda contenida en las obras de arte enaltecen a quién las encarga al artista o simplemente a su mecenas. Dos ejemplos de, para mi gusto, dos de los más grandes artistas de todos los tiempos: Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Buonarrotti.
En dos obras religiosa muy reconocidas de estos artistas aparecen mensajes que van en contra de la Iglesia y de muchas de sus enseñanzas de entonces. Leonardo, en su Última Cena, da a entender que no todos los discípulos de Jesús que aparecen son hombres, dando un protagonismo en la obra a María Magdalena(esta es la trama de la novela de Dan Brown "El Código da Vinci").
Por su parte, Miguel Ángel, en la bóveda de la Capilla Sixtina, lanza entre otros dos mensajes más que evidentes, En primer lugar sitúa al sol en el centro del universo, no olvidemos que poco después Galileo fue quemado en la hoguera por afirmar lo mismo, eso sí no lo adornó tanto. Así mismo en el Nacimiento de Eva, pinta a Adán con ombligo, lo cual quiere decir que para el pintos Adán no fue el primer hombre(mira por donde la Arqueología actual le está dando la razón).

Y ejemplos como estos hay cientos. Parece que muchos artistas no han seguido aquel refrán que dice: " no muerdas la mano que te da de comer".

Quedar en paz






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