Hoy me vas a permitir que te cuente una historia más cerca de la vida real que de la literaria. Te recuerdo que este blog se llama vida y lecturas, aunque te puedo asegurar que me gusta más escribir de lo segundo que de lo primero.
Hoy hace años que se fue de mi vida alguien que me marcó para siempre. Era una mujer vital, bella por dentro y por fuera, amaba la vida y vivía con auténtica fruición. La primera vez que el maldito cancer la atacó, me aseguró en una de mis visitas al hospital que a ella esa maldita enfermedad no la iba a rendir sin luchar. Afortunadamente se recuperó de una forma asombrosa y volvimos a disfrutar de su alegría.
Poco tiempo después me tocó a mi pasar por la experiencia amarga del cancer. Una tarde se presentó en mi habitación, acercó una silla a mi cama y me dijo:
- Verdad que estoy guapa?
- Estás guapísima- le contesté
- Pues mira, que eso te sirva para estar seguro que del cancer se sale.
Me dio uno de sus abrazos apretaos y desde entonces cada vez que me faltaba el ánimo me acordaba de ella.
Desgraciadamente la enfermedad le volvió a atacar y tuvo que ser hospitalizada. Me presente en su habitación con el cancer ya superado, acerque una silla a su cama y le dije:
- Verdad que estoy guapo?
- Mira chaval- me dijo- si no fuera porque estoy hecha polvo, atada a una máquina y nos está mirando mi marido, te ibas a enterar.
-Pues mira, que esto te sirva para estar segura que del cancer se sale.
Una semana después nos dejó para siempre.
Querida amiga, quiero que sepas que todavía sigues en mi corazón y en mi recuerdo, y le pido, a ese Dios en el que tu no creías, que te conceda la eterna felicidad. Cada vez que me encuentro con alguno de nuestros amigos, no dejamos de recordarte y admirar tu ejemplo vital. Hasta siempre preciosa.
Vuelvo a pedirte disculpas querido lector por usar este espacio para recordar a mi amiga, pero, créeme, ella lo merece.
Quedar en paz
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