Querido lector-a,
Durante las últimas semanas he estado leyendo, alternándolas con otras lecturas, tres novelas de Agata Christie, "la muerte de Lord Edgware", "Muerte en las nubes" y ª La casa torcida", esta última una de las favoritas de la autora. Durante mi juventud devoré docenas de estas novelas y confieso que nunca conseguí descubrir al autor del crimen antes de ser desvelado. Siempre he imaginado a Agatha Christie como una señora solitaria, escribiendo a mano en una mesa camilla y tomando el te de las cinco. Pues mira, nada mas lejos de la realidad. Su vida fue apasionante y en muchas ocasiones tocada por ese halo de misterio de su novela. Me explico:
Poco antes del inicio de la primera guerra mundial se casó con un tal Archibald Christie(de este primer marido tomó el apellido que la hizo célebre).
Durante sus primeros años como marido y mujer, Agatha y Archie Christie apenas se vieron unas semanas. Al acabar la guerra, ella se quedó embarazada de Rosalind, la única hija que tuvieron, y que nació en 1919. Fue una época muy feliz: la pareja se fue a dar la vuelta al mundo gracias a un trabajo que a él le surgió, aprendieron a hacer surf en Hawái, ella publicó su segunda novela y hasta pronunció en Nueva Zelanda su primer y único discurso en público. A la vuelta, él inició una carrera como financiero en la City y ella, poco a poco, fue conquistando al público con sus historias de crímenes y detectives.
Los problemas empezaron en 1924, al trasladarse a una nueva casa de campo, con fama de gafe, a la que llamaron Styles, en honor de la primera novela de ella. La pareja se fue separando cada vez más. Él se dedicaba a ganar dinero y al golf, y Agatha a sus novelas. Aunque lo peor estaba aún por llegar. El año 1926 fue terrible para la escritora. Primero murió su madre, a la que siempre había estado muy unida, y eso provocó una fuerte crisis personal en ella. Pocos meses después, cuando Agatha soñaba con unas vacaciones en Italia, Archie le comunicó que quería el divorcio porque se había enamorado de Nancy Neele, una amiga de la pareja. La escritora se negó a concedérselo por motivos religiosos y por su hija Rosalind, y entonces empezaron las presiones por parte de él.
La situación explotó el 3 de diciembre. Era viernes y por la mañana el aún matrimonio tuvo una fuerte discusión. Luego él se fue a pasar el fin de semana con su amante a casa de unos amigos y ella, por la noche, salió a dar un paseo en coche. El automóvil apareció al día siguiente. Se había salido de la carretera y no había ni rastro de la escritora. La policía y la prensa se pusieron de inmediato a investigar el caso. ¿Era un suicidio?, ¿quizá se trataba de un asesinato o tal vez de una hábil maniobra para promocionarse?
La popular autora de misterio se había convertido en la protagonista de una de sus historias y estaba en la portada de todos los periódicos. 11 días después, los empleados de un hotel del norte de Inglaterra avisaron a la policía. Tenían a una clienta sospechosamente parecida a esa escritora que todo el mundo andaba buscando. En efecto, se trataba de Agatha Christie y se había inscrito como Neele, el apellido de la amante de su marido. La explicación oficial, avalada por un par de médicos, es que la escritora había sufrido un ataque de amnesia provocado por el estrés de los últimos meses y el accidente de coche.
"Fuga histérica", lo llamaba la psiquiatría de la época. Muchos, sin embargo, creyeron que se trataba de una hábil venganza contra su marido, que quedó como un adúltero cruel y contra su amante, que salió a la luz. Aunque para Agatha este acontecimiento tuvo también un coste muy alto y, de hecho, la opinión pública se volcó contra ella por todos los medios que se habían malgastado en su búsqueda.
Una vez tramitado el divorcio, nuestra novelista decidió olvidar todas sus penas mediante un viaje, nada menos que en el famoso tren Orient Express. En Irak conoció a un arqueólogo que terminaría siendo su segundo marido. Se llamaba Max Malloban y tenía catorce años menos que Ella. Cuando le pidió que se casara con Él, la novelista desoyendo los consejos de su entorno conservador, aceptó sin pensárselo.
Ambos se entendieron y se complementaron siempre de maravilla, cada uno siguió con su carrera y sus éxitos profesionales, sin que eso les separara, lo que no siempre debió ser fácil dada la profesión de él y sus continuos viajes. Pero ahí estaba ella, alternando sus temporadas en Inglaterra con otras en Oriente Próximo en las que le ayudaba en alguna excavación, se inspiraba para su próxima obra o fotografiaba los hallazgos que iba encontrando su marido. Lo que nunca paró fue la "máquina de hacer salchichas", como llamaba ella a su increíble capacidad para seguir y seguir escribiendo.
Ni siquiera durante la II Guerra Mundial, cuando volvió a ejercer de farmacéutica voluntaria, mientras a él le destinaban a El Cairo por sus conocimientos de árabe. Fueron tres años de separación después de los cuales volvió la felicidad a sus vidas y una nueva alegría: el nacimiento de Mathew, único nieto de la escritora, por el que siempre sintió debilidad y al que le hizo un generosísimo regalo al cumplir ocho años: los derechos de 'La ratonera', su obra de teatro más célebre, que lleva representándose ininterrumpidamente desde su estreno en 1952.
En 1956, Agatha Christie fue nombrada miembro de la Orden del Imperio Británico y en 1960, su marido consiguió el mismo honor por su trabajo como arqueólogo. Los ingresos por los libros eran cada vez mayores y su éxito, incuestionable, aunque la escritora siguió siendo siempre la misma persona tímida e insegura. Cuentan que cuando se cumplieron los primeros diez años en cartel de 'La ratonera', celebraron una fiesta en la que ella era la invitada de honor. Pero al llegar al teatro, el portero no la reconoció y le impidió el paso. Ni siquiera protestó. Se volvió sola, triste y sintiéndose humillada a casa, donde seguro que le esperaba alguna historia a medio escribir.
Como ya ves, muchas veces las apariencias engañan y, detrás de una persona de aspecto apocado, hay una vida que ya quisiéramos haber vivido muchos. Y por último mi consejo literario: no seas de esos necios-as que no leen a autores como Agata Christie porque consideran que no es literatura seria. No hay literatura seria o no, hay literatura buena o mala.
Quedar en paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario