miércoles, 31 de agosto de 2016

Matar a Leonardo da Vinci

Estimado lector-a,

Mi comentario hoy lo dedico a una novela histórica que tiene mucho de biografía, o una biografía que tiene mucho de novela histórica, como tú quieras. Se trata de la primera obra de Christian Gálvez, famoso por conducir admirablemente uno de los pocos concursos culturales de la televisión actual. Su título, Matar a Leonardo da Vinci.

A mi personalmente me ha gustado mucho esta novela, desde la primera página me ha enganchado y lo más importante, me ha acercado a la figura de Leonardo, genio muy poco comprendido en su época y en la nuestra, cosa que suele pasar con cualquier genio. Al fin y al cabo un genio es un ser muy diferente a esos que nos consideramos normales, y por lo tanto son excluidos de la sociedad. Hace muchos años los quemaban en la hoguera y ahora los quemamos en la indiferencia.

Dejándome de elucubraciones sigo con la novela.  A mi que, aunque amante del arte, no soy ningún experto en Leonardo, me han sorprendido algunos aspectos de su biografía, por ejemplo su estancia de varios meses en el monasterio de Monserrat durante 1482, en el que al parecer dejó inconclusas varias tablas. Hasta allí llegó el decreto del Papa Sixto IV, " matar a Leonardo da Vinci", que da nombre a la novela. Lo curioso es que Leonardo pudo huir de Monserrat gracias al entonces abad del monasterio Giulano Della Rovere, futuro papa Julio II, por cierto sobrino del perseguidor de Leonardo.

También me ha gustado mucho la aproximación a la madre del genio. Como sabes, Leonardo era hijo ilegítimo de un notario florentino y una esclava bizantina. Esta mujer después de años de separación busca a su hijo y pasa sus últimos años junto a Él. Tanto influyó en Leonardo el reencuentro con su madre y su estancia en Monserrat, que en una segunda versión de su célebre Gioconda, la cara de la modelo es la de su madre y en el fondo izquierdo del cuadro aparece la montaña de Monserrat. Al parecer, este cuadro estuvo en su poder hasta su muerte y no hace demasiado tiempo apareció en los fondos del Museo del Prado.

La novela comienza con la estancia de Leonardo en la prisión de Florencia acusado de sodomía,  delito muy recurrido cuando no se tenía nada de que acusar a quien se quería hundir. El autor da a entender que, en este asunto no estaba muy lejos la envidia que Sandro Botticelli. En fin vamos a dejarlo ahí. Ya sabes que eso de la envidia no es algo sólo de nuestra época. Al final del genio inmortal acude nada menos que el rey francés Francisco I, mecenas y gran amigo.

En la página 353 del libro trascurre una conversación entre Leonardo y nada menos que Miguel Ángel en la que tenemos una maravillosa definición del amor:

-La atracción de la riqueza corresponde al interés
-La atracción del físico corresponde al deseo.
-La atracción de la inteligencia corresponde a la admiración.
-La atracción sin un determinado porqué corresponde al AMOR.

¿Bonito verdad?.

Pues nada, querido lector-a, aquí lo dejo, con amor y deseando que si no has leído este libro, lo hagas, merece la pena.

Quedar en paz





domingo, 28 de agosto de 2016

Lo normal

Querido lector-a,

Hace unos días viví una anécdota que me ha hecho reflexionar mucho sobre mi concepto de lo que es normal y de lo que no lo es. Me explico:

Antes de nada y por si no me conoces personalmente, te he de decir que soy minusválido y solo puedo hacer uso de mi mano izquierda. Hace unos días entré a desayunar en una cafetería y pedí, como todas mis mañanas desde hace años, una tostada de aceite acompañada de un buen café, eso sí, descafeinado, que mi mala salud de hierro no está para muchos dispendios. La camarera me sirvió la tostada sin aceite y con un gesto me indicó una botella del oro liquido situada en mi mesa para que me sirviera yo mismo, con tan mala suerte que la dichosa botellita estaba precintada. Cuando me volví para llamar a la camarera, una Señora que desayunaba con una amiga en la mesa de al lado, se levantó y muy solícita se ofreció a abrirme la botella. Después de abierta, me levanté y le di las gracias acompañadas de una leve inclinación de cabeza. Cuando mi solícita vecina de mesa regresó a la suya oí que le decía a su amiga: -Que señor mas educado, hay que ver que pocos hombres quedan así-. En ese momento me di cuenta que acababan de suceder dos cosas que en estos tiempos en que vivimos no son normales, a saber, la primera es que no es normal encontrar a una persona que sin pensárselo siquiera ayude a quien lo necesita, y la segunda es que por lo visto agradecer a una señora con un gesto amable un favor tampoco es normal. Lo normal es dejar a cada uno que se apañe como sea y responder apenas con un gruñido e incluso no responder ante cualquier favor recibido.

Últimamente se está planteando un debate sobre si es correcto o no que los hombres tengamos determinadas atenciones con las mujeres, tantos con las de nuestro entorno o las perfectamente desconocidas. Reconozco que yo soy de los que no pasan por una puerta delante de una mujer aunque me empujen, también procuro siempre pagar la cuenta en los restaurantes, eso sí haciéndome el tonto ante las protesta de mis compañeras de comida. Qué le vamos a hacer, a mí me han educado así, nadie es perfecto.

De todas formas hay algunas cosas que a pesar de resultar normales para mi, reconozco que ya no lo son. Sé que no es normal mantener y disfrutar una conversación entre amigos, de esas de toda la vida, con el café humeando delante o la cerveza fría llorando sobre la mesa. Lo normal es pasarse horas escribiendo en el whassat mientras ojeas el Facebook, miras las fotos de instagram o tuiteas alguna idiotez.

No es normal preocuparse por los problemas de la gente que te rodea y ofrecerles tu ayuda si entiendes que la necesitan. Lo normal es encogerte de hombros cuando te cuentan que uno de tus amigos ha perdido su trabajo o está enfermo.

Tampoco es normal tratar con educación a las personas que todos los días te prestan sus servicios, desde el camarero que te sirve el desayuno, la cajera del supermercado, el sanitario que vela por tu salud y tantos otros profesionales que nos ayudan cada día. Te aseguro que cuesta muy poco pronunciar una frase amable o esbozar una sonrisa.

La verdad es que un simple gesto amable de una desconocida me ha hecho pensar mucho. No se, creo que esto mío empieza a no ser normal, porque esa es otra cosa que cada día es menos normal, pensar y sobre todo usar la imaginación. y así nos va.

Pues ese va a ser mi mensaje, vamos a tratar entre todos de que pensar sea normal y antes de hacer nada, reflexionemos sobre las consecuencias de nuestros actos.

Quedar en paz






miércoles, 10 de agosto de 2016

Cinco esquinas

Estimado lector-a,

Acabo de concluir la lectura de la última novela de Mario Vargas Llosa, "Cinco esquinas".
En esta obra se trata de la influencia de esa prensa que antes llamábamos amarilla y ahora del corazón, en la dictadura peruana de Fujimori. Al parecer, ese temible esbirro del Dictador de origen japonés al que todo el mundo llamaba el Doctor, se dedicaba a extorsionar y destrozar el buen nombre de sus enemigos políticos. Detrás de todo esto, el premio Nobel peruano nos introduce en el Perú de los años setenta, en el seno de una sociedad en la que las diferencias sociales son abismales, caldo de cultivo perfecto para movimientos terrorista como Sendero Luminoso.
Si eres lector habitual de Vargas Llosa no tomes esta novela pensando que es otra mas de sus obras geniales. Si has disfrutado de títulos como "la ciudad y los perros", " la tía Julia y el escribidor, "Pantaleón y las visitadoras" e incluso la anterior a esta, "el héroe discreto", creo sinceramente que "cinco esquinas" te va a defraudar. Es evidente que es una novela muy bien escrita, faltaría mas tratándose de quien se trata, pero me da la impresión que en ausencia de un argumento mas rico, se utiliza cierto morbo sexual para mantener la atención del lector.
De todas formas creo que merece la pena su lectura, ya que esa prosa típica de Vargas Llosa aparece muchas veces en esta novela y, aunque solo sea por eso, creo que debes leerla si no lo has hecho ya. Eso sí, no te dejes influenciar por mi opinión, porque también puede ser que precisamente por culpa de esa prensa rosa en la que el autor aparece con demasiada frecuencia, haya terminado por dejar de verle en parte como lo que en realidad es, uno de los mejores escritores en lengua castellana de los últimos cincuenta años.
Por cierto, ¿no te parece ridículo que se utilice un órgano símbolo del amor, para definir esa prensa que nunca debería haberse dejado de llamar amarilla, o mejor, simplemente basura?. En fin, ya sabes, hay que dar al pueblo lo que quiere el pueblo. Este tema merece un artículo aparte, pero sinceramente no se si merece la pena dedicarle mas de un minuto.
Como estamos en época de vacaciones, no quiero dejarte sin desearte que las disfrutes y, eso sí, recuerda que un buen libro en la maleta a veces es más útil que una buena caja de tranquilizantes.

Quedar en paz




miércoles, 3 de agosto de 2016

La Gran Aventura

Estimado lector-a,

Estos días en los que mucha gente emprende algún viaje dispuestos a tener nuevas experiencias para recordar el resto de sus días, me ha venido el recuerdo de otra aventura de mi amigo Juanito. ¿Recuerdas al protagonista de mi artículo titulado "El ignorante orgulloso de serlo"?. Te cuento:

Juanito, tal y como dice una amiga común, a pesar de ser como es, de tonto no tiene un pelo. Hace un tiempo le seleccionaron para realizar un trabajo de investigación nada menos que en las cataratas del Iguazú. Lejos de entusiasmarse con el asunto, me confesó que estaba muy preocupado porque seguro que ahí no había cobertura de internet y no iba a ver durante mas de un mes sus series friquis favoritas. Lo de friquis no lo dijo Él, lo digo yo. A pesar del enorme drama de tener que estar desconectado, y como la fuerza ahorca, Juanito tuvo que emprender por fin su aventura. El día antes, me llamó para pedirme que le acompañara al aeropuerto, porque había preguntado el precio de un taxi y le salía por un pico. La verdad es que preferí no decir nada y acompañar a mi esplendido amigo.

Un par de meses después, Juanito me llamó exultante para decirme que ya estaba de nuevo en España . Cuando le pregunté cómo le había ido, me contestó con un escueto-bien- y colgó. El siguiente fin de semana, organicé una comida en mi casa para ver si conseguía sacar a Juanito de su mutismo y que nos contara todo lo que había visto durante su maravilloso viaje. Nos sentamos un grupo de amigos a la mesa y todas las cabezas se volvieron hacia Juanito que, en ese momento, devoraba un plato de gamba. Le dije: - Bueno Juanito, yo creo que nos deberías contar algo de tu viaje, nos tienes en ascuas.- Juanito levantó la cabeza, dibujó en su cara esa sonrisa ratonil típica en Él, y contestó: - Había mucha agua-. Y sin añadir una palabra mas, siguió comiéndose mis gambas.

Pues sabes, querido lector-a, eso mismo le pasa a mucha gente, que cuando viaja mira pero no ve. Alguna veces, en mis visitas a museos, me he encontrado turistas repantigados en los bancos y con una cara de aburrimiento de no te menees. Ese reto lo tenemos con los jóvenes. Debemos enseñarles a contemplar su entorno con mirada crítica y a disfrutar de todo lo que les rodea, porque cuando lleguen a la edad de Juanito sin saber mirar, difícilmente vamos a poder explicarles cosas como que en las cataratas del Iguazú además de agua hay mucho más.

Pues aquí lo dejo, no sin prometer que seguiré contándote mas anécdotas del bueno de Juanito.

Quedar en paz