lunes, 30 de mayo de 2016

Leer y releer

"Dime lo que lees y te diré quién eres", es cierto, pero te conoceré mejor si me dices lo que relees. François Mauriac (1905-1970) Escritor francés. 

Querido lector-a,

He encabezado con esta frase mi reseña de hoy porque soy consciente de que estoy en una fase de mi vida en la que además de leer, releo libros que, además de provocarme el mismo placer de siempre, me transportan a otras épocas, a otros lugares y a otros anhelos. Para cualquier enamorado de la literatura, cada libro pasa a convertirse en un trocito de su vida, en una parte de sus recuerdos y si ese libro de verdad te ha llegado, se convierte en una pieza del gran puzzle que es en realidad el carácter de cualquier ser humano.

No estoy siguiendo un criterio para releer, creo que eso sería un error. La técnica es muy sencilla, entro en mi biblioteca, me siento en mi sillón y dejo que mis ojos deambulen por las estanterías, hasta que algo dentro de mí, me impulsa a levantarme y coger el libro que ese día ha llamado mi atención. Es una especie de juego de azar literario que te puedo asegurar que me resulta muy gratificante. Te recomiendo que lo pruebes. Su practica no requiere mucho desgaste físico (afortunadamente, todo sea dicho) y te aseguro que te va a gustar.

Algunas veces acudo a rastrillos y mercadillos en los que se venden libros de segunda mano. Cada vez que compro alguno (muy a menudo como comprenderás), me pregunto por los avatares que ha sufrido ese libro hasta llegar a mi poder. Incluso muchas veces, al abrir esos libros me encuentro pequeñas sorpresas en forma de dedicatorias, anotaciones al margen que me ayudan a imaginar la micro historia de ese libro que, a partir de ahora, va a disfrutar de un hueco en mi biblioteca.

Te voy a contar una anécdota:

Hace unos años me enteré con pesar que había fallecido un buen amigo, propietario de una biblioteca construida a base de cariño y dedicación. Cuando me personé en su casa para darle el pésame a su viuda, me encontré en el portal un camión de mudanzas que estaba cargando un gran montón de cajas de cartón. Cuando accedí a la vivienda comprobé que la puerta estaba abierta y de allí era de donde estaban sacando las cajas. Preocupado llamé al timbre y la viuda salió a recibirme. Cuando le pregunté extrañado si se mudaba, me dijo que no, que simplemente estaba desmontando la biblioteca de su marido para ampliar el salón porque al fin y al cabo esos libracos a ella no le iban a servir para nada y un librero de viejo se los había comprado. Te aseguro, querido lector-a que me estremecí y no pude evitar acordarme de aquella escena del Quijote en la que El Cura y El Barbero queman los libros de Don Alonso. Cada vez que me viene a la memoria lo que viví aquella tarde al ser testigo del desmantelamiento de la biblioteca de mi amigo(creo que esa fue en cierto sentido su segunda muerte), no puedo evitar pensar que puede ser que alguien haga lo mismo con la mía algún día. En fin, prefiero no pensarlo y seguir disfrutando de ella practicando ese deporte que aunque no curte el cuerpo, sí enriquece el espíritu y no te digo nada la mente.

Pues nada, ya sabes, vamos a releer nuestras bibliotecas antes de que alguien se deshaga de ellas.

Quedar en paz




viernes, 20 de mayo de 2016

El poder de las piramides

Querido lector-a,

Como sabes soy un entusiasta de la egiptología y de todo lo que se relacione con esa apasionante ciencia. Hace unos años acudí a una presentación de un libro que trataba sobre el efecto terapéutico de las pirámides. La verdad es que el tema me pareció un tanto exotérico y lo dejé aparcado muy al fondo de mi memoria. Como últimamente puedo dedicar mas tiempo a organizar mi biblioteca, acabo de localizar un libro del alemán Erich von Däniken que trata entre otros este tema. He estado leyendo su opinión sobre el efecto de las pirámides sobre la materia y realmente los experimentos que relata, sin entrar en parasicologías baratas, son dignos de ser tenidos en cuenta:

Un ferretero de Niza, Antoine Bovis se llamaba, en un viaje turístico a Egipto, acudió a una de esa excursiones para turistas que llegan hasta la cámara funeraria de la Gran Pirámide. Mientras el resto de los turistas seguían las explicaciones del guía, Monsieur Bovis deambulaba sin rumbo por la cámara cuando encontró un pequeño ratoncito del desierto muerto. A saber cómo había llegado hasta allí esa pequeña criatura. Había algo que llamó la atención de nuestro turista en el pequeño cadáver, por lo que, como era hombre curioso, lo cogió del suelo y al principio no creyó lo que estaba viendo, el ratón en lugar de estar en proceso de descomposición, estaba totalmente embalsamado por lo que su peso era mínimo. Cuando el ferretero volvió a su casa, construyó una pequeña pirámide de unas medidas que guardaban proporción con las de la Gran Pirámide. Mas o menos en la tercera parte de la distancia entre la base y el vértice superior instaló una plataforma de madera para imitar la ubicación de la cámara funeraria de la Gran Pirámide y por supuesto orientó una de las caras de su pirámide hacía el norte. Justo allí colocó un filete de carne y cerró la pequeña pirámide. Al mismo tiempo y junto a ella pero en la parte exterior, situó un filete idéntico. Esperó varios días y el resultado fue asombroso, el filete interior había perdido todo el agua y estaba perfectamente embalsamado. Por supuesto, el filete exterior se había descompuesto y presentaba un aspecto nauseabundo.

Pero esto no queda aquí. ¿Sabes que en la antigua Checoslovaquia existía una patente (la número 91.304) de un afeitador de cuchillas de afeitar muy peculiar?. El inventor fue el ingeniero Karl Drbal y el invento era una pirámide muy peculiar. Construida también a la misma escala que la Gran Pirámide y orientada también en la dirección norte sur, el ingeniero observó que al introducir en ella una cuchilla usada, a los pocos días aparecía en perfecto estado de uso. ¿Qué provocaba en este caso que nada menos que una aleación de acero se regenerara de forma espontanea?. Pues sabe Dios, lo cierto es que la industria del afeitado podía empezar a temblar.

¿Cómo explicar este fenómeno?. Científicos norteamericanos (ellos tenían que ser), han tratado de explicarlo afirmando que la energía de los objetos que se introducen en una pirámide no puede escapar de ella, en pocas palabras se refleja en las paredes y vuelve al objeto. Este proceso de reflexión energético es lo que provocaría la regeneración de la materia. ¿Curioso verdad?.

Como anécdota me voy a referir a la que vivió uno de los personajes más importantes de la historia, Napoleón Bonaparte. Durante su campaña de Egipto, los científicos que le acompañaban, (entre ellos nada menos que Champollion, el primer egiptólogo que logró leer los jeroglíficos), informaron al Emperador de esta teoría sobre la regeneración de la materia en las pirámides. Pues ni corto ni perezoso, decidió pasar una noche entera completamente solo en la cámara funeraria de la Gran Pirámide. No sé si será casualidad o no, pero meses después conquistó con su ejercito casi toda Europa.

Actualmente algunos científicos, evidentemente sin intereses en la industria farmacéutica, están trabajando sobre el efecto beneficioso de las pirámides para la salud humana. Un poco más arriba he hablado de energía y de reflexión. Al fin y al cabo, ¿No es esto lo que nos está diciendo desde hace milenios la medicina oriental a través de la acupuntura?. Ya sé querido lector que si eres sanitario ya estarás poniendo el grito en el cielo. Pero mira, como paciente muy experimentado, solo puedo decir que lo importante es que la técnica que se utilice cure o por lo menos alivie el sufrimiento al paciente. De donde venga esa técnica o el acento de quién la utilice a mi personalmente me importa un pepino(con perdón). Por lo tanto, admirados científicos, sigan ustedes experimentando con apertura de miras y que Dios les ilumine, porque dolor y enfermedades en el mundo nunca van a faltar.

Quedar en paz



jueves, 12 de mayo de 2016

Las sandalias del pescador. Una historia actual

Estimado lector-a,

Hoy he estado ojeando una novela que leí por primera vez  hace nada menos que cuarenta y dos años, su título, " Las sandalias del pescador" de Morris West. Recuerdo con tanta exactitud la fecha porque este libro me lo regaló uno de mis maestros de literatura(ojo, he escrito maestro, no profesor, la diferencia es evidente). Don Antonio, mi maestro, al regalármelo me dijo que estaba seguro que a pesar de mi edad entonces(por Dios, quince añitos), este libro se iba a convertir en uno de mis preferidos, y así ha sido. Recuerdo que aquella tarde, nada mas llegar a casa, me sumergí en la lectura de la novela y desde el principio me absorbió esa trama a mitad de camino entre el thriller y la intriga.

El argumento en cierto modo se revivió años después en la realidad con la proclamación como papa de Juan Pablo II, procedente de Polonia, un país comunista en aquella época. Sin embargo, aparte de esta circunstancia y, a pesar de todo lo que se ha escrito, poco tiene que ver la novela con este hecho histórico. Te resumo el argumento:

Kiril Lakota es un obispo ucraniano condenado a trabajos forzados en una prisión soviética. Es liberado sorpresivamente por el presidente Piotr Ilyich Kamenev, quien había sido su carcelero 20 años atrás, y es enviado al Vaticano como asesor. Al cabo de un tiempo es nombrado cardenal por el papa Pío XIII . El papa fallece repentinamente y los cardenales se reúnen en cónclave para elegir a su sucesor. El obispo Lakota participa en la elección. La televisión estadounidense está representada por George Faber, que seguirá la elección del nuevo Papa día a día.
Dos obispos, el cardenal Leone y el cardenal Rinaldi  son los candidatos más posibles. Tras siete vueltas, no se ha conseguido el número de votos necesario, hasta que el cardenal Rinaldi propone al cardenal Kiril Lakota como el nuevo Papa Cirilo I (Kiril es equivalente a Cirilo). Éste acepta a pesar de su falta de confianza en sí mismo. Esa misma noche el nuevo papa, con la complicidad de su secretario privado, Gelasio, sale a recorrer Roma de incógnito. Después de participar en una inesperada extremaunción, regresan al Vaticano.
Mientras se desarrolla la elección del nuevo papa, la situación mundial está al borde de una guerra nuclear, a causa de una disputa entre la Unión Soviética y China con motivo de un embargo comercial emprendido por Estados Unidos hacia China, que ha provocado una hambruna en este país. El presidente chino Peng, ha amenazado con atacar a Estados Unidos y sus aliados, y también a la Unión Soviética, a la que acusa de connivencia con ellos.
El nuevo papa, por invitación del primer ministro soviético Kamenev, viaja a la Unión Soviética para reunirse en privado con el primer ministro y el presidente chino, para discutir la peligrosa crisis. Allí se da cuenta de la seriedad de la situación y pide tiempo para consultar al Colegio cardenalicio, sobre la propuesta que desea hacer. La respuesta de la mayoría de los cardenales es negativa. El papa decide entonces imponer su autoridad espiritual y su jerarquía para tratar de convencer a las potencias occidentales y a todos los católicos del mundo.
El día de su coronación, Cirilo I, frente a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, se quita la tiara papal en un gesto de humildad y anuncia al mundo la enajenación de todos los bienes materiales de la Iglesia católica con el objetivo de paliar la hambruna del pueblo chino. Su decisión es aclamada en todo el mundo.
Durante todo el transcurso de su elección, Cirilo I traba amistad con el teólogo y hombre de ciencia, el padre David Telemond, quien le expone sus teorías heterodoxas en contraposición con la forma tradicional de exposición de los Dogmas de la Iglesia católica apostólica romana. Sin embargo, a pesar de su afecto y simpatía por el padre Telemond, Cirilo I autoriza la censura de las obras del padre Telemond por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe(nombre actual de la antigua inquisición). Para pesar del papa, el padre Telemond muere poco después. Se piensa que el personaje del padre David Telemond representa al filósofo jesuita Pierre Teilhard de Chardin, varias de cuyas concepciones ejercieron profunda influencia en los círculos intelectuales católicos de las décadas de 1950 y 1960, incluyendo en el Concilio Vaticano II.

Si vemos con detenimiento el argumento(eso sí, mejor leer la novela), nos damos perfecta cuenta de que está mas de acuerdo con las enormes expectativas que está generando el papado del Papa Francisco, que con los tibios cambios que se produjeron durante el papado de Juan Pablo II. Cuando oigo al actual Papa, no dejo de acordarme del personaje de esta novela. La pena es que las enormes presiones a las que son sometidos los papas les impidan tomar las medidas que sin duda Jesús tomaría si volviera a este mundo. Lo curioso es que la temática de esta novela está de rabiosa actualidad. El debate de la tremenda contradicción entre esa iglesia que combate el hambre en el mundo y esa otra que posee una enorme fortuna patrimonial y empresarial, está plenamente en vigor. No voy a entrar en esas disquisiciones casi filosóficas a veces, ya sabes, que si el patrimonio artístico en invendible, que si la enajenación de bienes no acabaría con el hambre en el mundo, etc, etc,,,. Lo que tengo claro es que instituciones como la iglesia, de la que me considero parte, debería plantearse que lo primero y fundamental, además de predicar, es dar ejemplo. En fin, lo dejo ahí y cada cual que opine. Mi misión con este escrito evidentemente no es mover conciencias(si lo consigo estupendo), si no recordarte que esta novela existe y merece la pena leerla si no la conoces, o releerla si ya lo hiciste.

Quedar en paz





jueves, 5 de mayo de 2016

La resignación ante la adversidad

Querido lector-a,

Hace muchos años tuve la suerte de leer, en una de aquellas enciclopedias que nos servían como libros de texto, un poema maravilloso cuyos versos finales me han acompañado siempre. Su título "El Ama", y su autor el poeta extremeño José María Gabriel y Galán. Te lo reproduzco para que disfrutemos juntos de él:

EL AMA

I

Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!
Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz mi tierra!
¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!
Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
que no pudo soñar ningún poeta.
¡Oh, cómo se suaviza
el penoso tragín de las faenas
cuando hay amor en casa
y con él mucho pan se amasa en ella
para los pobres que a su sombra viven
para los pobres que por ella bregan!
¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,
y cuánto por la casa se interesan,
y cómo ellos la cuidan,
y cómo Dios la aumenta!
Todo lo pudo la mujer cristiana,
logrólo todo la mujer discreta.
La vida en la alquería
giraba en torno de ella
pacífica y amable,
monótona y serena...
¡Y cómo la alegría y el trabajo
donde está la virtud se compenetran!
Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
y cantaba en los valles el vaquero,
y cantaban los mozos en las tierras,
y el aguador camino de la fuente,
y el cabrerillo en la pelada cuesta...
¡Y yo también cantaba,
que ella y el campo hiciéronme poeta!
Cantaba el equilibrio
de aquel alma serena
como los anchos cielos,
como los campos de mi amada tierra;
y cantaba también aquellos campos,
los de las pardas, onduladas cuestas,
los de los mares de enceradas mieses,
los de las mudas perspectivas serias,
los de las castas soledades hondas,
los de las grises lontananzas muertas...
El alma se empapaba
en la solemne clásica grandeza
que llenaba los ámbitos abiertos
del cielo y de la tierra.
¡Qué placido el ambiente,
qué tranquilo el paisaje, qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz de la llanura inmensa!
La brisa de la tarde
meneaba, amorosa, la alameda,
los zarzales floridos del cercado,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
¡Monorrítmica música del llano,
qué grato tu sonar, qué dulce era!
La gaita del pastor en la colina
lloraba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras,
cargadas de monótonas tristezas,
y dentro del sentido
caían las cadencias
como doradas gotas
de dulce miel que del panal fluyeran.
La vida era solemne;
puro y sereno el pensamiento era;
sosegado el sentir, como las brisas;
mudo y fuerte el amor, mansas las penas,
austeros los placeres,
raigadas las creencias,
sabroso el pan, reparador el sueño,
fácil el bien y pura la conciencia.
¡Qué deseos el alma
tenía de ser buena
y cómo se llenaba de ternura
cuando Dios le decía que lo era!

II

Pero bien se conoce
que ya no vive ella;
el corazón, la vida de la casa
que alegraba el tragín de las tareas,
la mano bienhechora
que con las sales de enseñanzas buenas
amasó tanto pan para los pobres
que regaban, sudando, nuestra hacienda.
¡La vida en la alquería
se tiñó para siempre de tristeza!
Ya no alegran los mozos la besana
con las dulces tonadas de la tierra,
que al paso perezoso de las yuntas
ajustaban sus lánguidas cadencias.
Mudos de casa salen,
mudos pasan el día en sus faenas,
tristes y mudos vuelven
y sin decirse una palabra cenan;
que está el aire de casa
cargado de tristeza,
y palabras y ruidos importunan
la rumia sosegada de las penas.
Y rezamos reunidos el rosario
sin decirnos por quién..., pero es por ella,
que aunque ya no su voz a orar nos llama,
su recuerdo querido nos congrega,
y nos pone el rosario entre los dedos
y las santas plegarias en la lengua.
¡Qué días y qué noches!
¡Con cuánta lentitud las horas ruedan
por encima del alma que está sola
llorando en las tinieblas!
Las sales de mis lágrimas amargan
el pan que me alimenta;
me cansa el movimiento,
me pesan las faenas,
la casa me entristece
y he perdido el cariño de la hacienda.
¡Qué me importan los bienes
si he perdido mi dulce compañera!
¡Qué compasión me tiene mis criados
que ayer me vieron con el alma llena
de alegrías sin fin que rebosaban
y suyas también eran!
Hasta el hosco pastor de mis ganados,
que ha medido la hondura de mi pena,
si llego a su majada
baja los ojos y ni hablar quisiera;
y dice al despedirme: «Ánimo, amo;
"haiga" mucho valor y "haiga pacencia"...»
Y le tiembla la voz cuando lo dice
y se enjuga una lágrima sincera,
que en la manga de la áspera zamarra
temblando se le queda...
¡Me ahogan estas cosas,
me matan de dolor estas escenas!
¡Que me anime, pretende, y él no sabe
que de su choza en la techumbre negra
le he visto yo escondida
la dulce gaita aquélla
que cargaba el sentido de dulzura
y llenaba los aires de cadencias!...
¿Por qué ya no la toca?
¿Por qué los campos su tañer no alegra?
Y el atrevido vaquerillo sano,
que amaba a una mozuela
de aquellas que trajinan en la casa,
¿por qué no ha vuelto a verla?
¿Por qué no canta en los tranquilos valles?
¿Por qué no silba con la misma fuerza?
¿Por qué no quiere restallar la honda?
¿Por qué esta muda la habladorara lengua
que al amo le contaba sus sentires
cuando el amo le daba su licencia?
«¡El ama era una santa!»...,
me dicen todos cuando me hablan de ella.
«¡Santa, santa!», me ha dicho
el viejo señor cura de la aldea,
aquel que le pedía
las limosnas secretas
que de tantos hogares ahuyentaban
las hambres y los fríos y las penas.
¡Por eso los mendigos
que llegan a mi puerta
llorando se descubren
y un padrenuestro por el «ama» rezan!
El velo del dolor me ha oscurecido
la luz de la belleza.
Ya no saben hundirse mis pulilas
en la visión serena
de los espacios hondos,
puros y azules, de extensión inmensa.
Ya no sé traducir la poesía,
ni del alma en la médula me entra
la inmensa melodía del silencio
que en la llanura quieta
parece que descansa,
parece que se acuesta.
Será puro el ambiente, como antes,
y la atmósfera azul será serena,
y la brisa amorosa
moverá con sus alas la alameda,
los zarzales floridos,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
Y mugirán los tristes becerrillos,
lamentando el destete, en la pradera,
y la de alegres recentales dulces
tropa gentil escalará la cuesta
balando plañideros
al pie de las dulcísimas ovejas;
y cantará en el monte la abubilla,
y en los aires la alondra mañanera
seguirá derritiédose en gorjeos,
musical filigrana de su lengua...
Y la vida solemne de los mundos
seguirá su carrera
monótona, inmutable,
magnífica, serena...
Mas ¿qué me importa todo,
si el vivir de los mundos no me alegra,
ni el ambiente me baña en bienestares,
ni las brisas a música me suenan,
ni el cantar de los pájaros del monte
estimula mi lengua,
ni me mueve a ambición la perspectiva
de la abundante próxima cosecha,
ni el vigor de mis bueyes me envanece,
ni el paso del caballo me recrea,
ni me embriaga el olor de las majadas,
ni con vértigos dulces me deleitan
el perfume del heno que madura
y el perfume del trigo que se encera?
Resbala sobre mí sin agitarme
la dulce poesía en que se impregnan
la llanura sin fin, toda quietudes,
y el magnífico cielo, todo estrellas,
y ya mover no pueden
mi alma de poeta,
ni las de mayo auroras nacarinas
con húmedos vapores en las vegas,
con cánticos de alondra y con efluvios
de rociadas frescas,
ni éstos de otoño atardeceres dulces
de manso resbalar, pura tristeza
de la luz que se muere
y el paisaje borroso que se queja...
ni las noches románticas de julio,
magníficas, espléndidas,
cargadas de silencios rumorosos
y de sanos perfumes de las eras;
noches para el amor, para la rumia
de las grandes ideas,
que a la cumbre al llegar de las alturas
se hermanan y se besan...
¡Cómo tendré yo el alma,
que resbala sobre ella
la dulce poesía de mis campos
como el agua resbala por la piedra!
Vuestra paz era imagen de mi vida,
¡oh campos de mi tierra!
Pero la vida se me puso triste
y su imagen de ahora ya no es esa:
en mi casa, es el frío de mi alcoba,
es el llanto vertido en sus tinieblas;
en el campo, es el árido camino
del barbecho sin fin que amarillea.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pero yo ya sé hablar como mi madre
y digo como ella
cuando la vida se le puso triste:
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»


¿Precioso y aleccionador verdad?. No sé por qué, durante muchos años cada vez que la vida me daba algún golpe, me acordaba de este poema y de su último verso: «¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!». Puedes creer que muchas veces he envidiado a esas personas que poseen una fe inquebrantable en el más allá y son capaces de asumir las adversidades con entereza y esperanza. Una fe como la de Santa Teresa cuando escribía aquellos versos:

Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero

Creo que para estos seres privilegiados poseedores de esa fe, la vida debe ser mucho mas fácil. Al fin y al cabo, para qué temer a la muerte si estamos seguros de que después viene algo mejor. Ojalá tuviera yo esa maravillosa fe. Además, incluso puede ser que afrontar la enfermedad y el dolor con resignación provoque una relajación que haga disminuir ese dolor. Mira por donde acabamos de descubrir un analgésico psicológico de primer orden. Ya verás, al final lo patentaremos con el nombre de resignadol,,,,,,,,

Mientras recordaba estos poemas de mi niñez, me he dado cuenta que a los jóvenes de hoy en día no se les enseña a amar la poesía. Me parece horrible que dentro de unos años, cuando sean adultos, no sean capaces de identificar con un poema ninguna fase de su vida. Ya que está claro que en los centros educativos(a veces me cuesta llamarlos así), la poesía es algo sin importancia e incluso, para muchos, una cursilada, creo que es importante que los padres lean a sus hijos poesía. El objetivo es que la poesía sea un oasis en medio de la vida gris que casi siempre nos toca vivir. Joaquín Sabina lo expresa mejor en esta frase:

"La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuguinos de televisión."

Pues ya sabes, a leer poesía a los chavales, que no todo va a ser darle a la play (no sé si se escribe así pero tu me entiendes).

Quedar en paz








miércoles, 4 de mayo de 2016

Historias masónicas

Estimado lector-a,

Hace mucho tiempo que tenía ganas de explorar un poco la historia de la masonería y, mas concretamente de la masonería de la ciudad en la que nací y vivo, Alicante. En contra de lo que se pueda pensar, la masonería, a pesar de las persecuciones y los avatares sufridos a lo largo de la historia, sigue plenamente activa y vigente en nuestra sociedad.

Hace unos días, leyendo un artículo sobre el pronunciamiento de Riego contra el poder absoluto de Fernando VII y el conocido trienio liberal, encontré una referencia a la colaboración prestada a esta causa por masones alicantinos. A partir de ahí, he ido explorando la historia de las logias alicantinas y me he llevado la sorpresa de que actualmente persiste una de las más antiguas, la logia Constante Alona, perteneciente a la disciplina de Gran Oriente de Francia. A esta logia pertenecieron algunos de los mas destacados personajes de la historia alicantina. Los miembros de esta logia participaron activamente en todo los avatares de la convulsa historia española de finales del sigloXIX y principios del XX.

La francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, secreto, libre, selectivo, jerárquico, internacional, racional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de fraternidad. Afirma tener como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana, de las ciencias y de las artes y el fomento del desarrollo social y moral del ser humano, orientándolo hacia su evolución personal, además del progreso social, y ejemplifica sus enseñanzas con símbolos y alegorías tradicionales tomadas de la albañilería o, más específicamente, del Arte Real de la Construcción, es decir, de los constructores de las catedrales medievales.
Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o «especulativa» ha sido descrita a menudo como un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos. Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno. Y hasta aquí la definición de masonería, pero sigamos con la masonería alicantina.

Es curioso que los masones hayan sido perseguidos desde todas las tendencias políticas, tanto de derechas como de izquierdas. Es bien conocida la persecución que sufrieron  desde el final de la guerra civil española  y durante todos los años que España estuvo sometida a la dictadura franquista. A propósito de esto, existe una escena que se desarrolló en el puerto de Alicante los últimos días de la guerra civil que he llegado a conocer a través de dos medios distintos. El primero es  la novela histórica " Ha estallado la paz" de José María Gironella. Esta novela cierra la trilogía de este autor sobre la guerra civil junto a "Los cipreses creen en Dios" y " Un millón de muertos".  El segundo medio es a través de un testigo de los hechos, masón por más señas. Te resumo lo ocurrido:
Los últimos días de la guerra civil, cuando la única ciudad que todavía no estaba en manos de los franquistas era Alicante, se agolparon en el puerto miles de personas para intentar tomar un barco que les llevara al exilio. Justo el último día, el último barco que consiguió atracar estaba embarcando todos los pasajeros posibles hasta que ya no se pudo embarcar a mas personas. En el momento en que el barco zarpaba ante la desesperación de los que quedaban en tierra, las tropas franquistas entraban en el puerto. Te puedes imaginar la escena de todas esas familias atrapadas entre el mar y el ejercito enemigo y por el contrario el alivio de los que se alejaban poco a poco de la represión, la cárcel e incluso la muerte. Hace muchos años tuve la suerte de hablar en Francia con uno de los afortunados que pudieron zarpar en ese último barco. Me habló de la desesperación al ver como muchos de sus amigos se quedaban en tierra a merced de sus enemigos. Después de toda una tarde hablando sobre España(el tema favorito de cualquier refugiado), me dijo algo que no he olvidado:
- ¿Sabe Ud.?.- me preguntó- ¿Qué es lo que mas deseo en este mundo antes de morir?- ante mi mirada inquisitiva me dijo: Tomarme una copa de vino en el barrio donde nací en mi Madrid-.
Lamentablemente nunca cumplió su último deseo. Este hombre, familia de uno de mis tíos políticos, fue uno de los encargados de sacar de España la documentación de la logia constante alona, enviada a la sede del Gran Oriente de Francia. Cuando los nazis invadieron Francia, esa documentación fue incautada y enviada a Franco, que se encargó de utilizarla para perseguir y encarcelar a los pocos masones que quedaban en España.

Creo que debemos mirar a instituciones como la masonería como lo que en realidad son, grupos de personas cuyo único fin es conseguir el bien común, equivocados o no, al margen de todas esas ideas y prejuicios que, sobre todo a los que tenemos bien cumplidos los cincuenta, nos metieron en la cabeza cuando éramos niños. Te dejo el enlace a la web de la logia constante alona por si quieres dar un vistazo:

http://www.logiaconstantealona.org/

Ya que hemos hablado de la guerra civil española, te recomiendo encarecidamente la lectura de un libro de Juan Eslava Galán, "Una historia de la guerra civil española que no va a gustar a nadie". Ya el título nos promete un trabajo imparcial y no se queda corto. En este trabajo el autor hace un análisis ameno y totalmente aséptico de los sucesos de esos aciagos años. No te lo pierdas. Y por cierto, si le puedes dar un vistazo a la trilogía de Gironella, seguro que vas a disfrutar de una visión amplia de esa época.

Quedar en paz