martes, 18 de abril de 2017

Entre la realidad y la ficción

Querido lector-a,

Hay muchos personajes que forman parte de la literatura universal que no han salido únicamente de la imaginación del escritor que los ha hecho célebres. Hay dos aventureros que siempre me han llamado la atención especialmente, Robin Hood y Robinson Crusoe.

En realidad, la leyenda de Robin Hood es una amalgama de varios personajes que vivieron en la Inglaterra del Rey Juan, hermano de Ricardo Corazón de León. En el siglo XV, las narraciones sobre las aventuras del forajido se vierten en las baladas, una composición literaria similar a los cantares de gesta en Francia o los romances castellanos. Las baladas de Robin Hood más antiguas son Robin y Gandalín y Robin Hood y el Monje. En esta última balada aparece ya plenamente desarrollada la figura de Robin y sus compañeros, el pequeño Juan, Much, Scarlet, Lady Mariam, Fray Tuck y el malvado sheriff de Nottingham. Y por supuesto toda la acción se desarrolla en el famoso bosque de SherWood. La mayoría de las baladas son de autor desconocido, probablemente uno o varios juglares que utilizaban estas historias para entretener a su publico. Todo esto, en manos de los guionistas de Hollyvood , terminó siendo una auténtica mina cinematográfica.

El caso de Robinson Crusoe es muy distinto, ya que la historia de Daniel Defoe se basa con toda seguridad en un personaje real. Este sujeto se llamaba Alexander Selkirk y nació en 1676 en Escocia. Cuando el 1 de febrero de 1709 el corsario Woodes Rogers fondeó en una de las islas deshabitadas del archipielago de Juan Fernández, a 670 Kilómetros de la costa de Chile, se encontró un fuego que ardía en la playa. Al día siguiente surgió del bosque un hombre que vestía con pieles de cabra, iba descalzo y empuñaba un viejo mosquete oxidado. El naufrago llevaba cuatro años y cuatro meses en la soledad más atroz, después de ser abandonado por el corsario Tomas Stradling tras una disputa, dejándole con una libra de pólvora, un hacha, un mosquete, un cuchillo, una cazuela, ropa, instrumentos de navegación y, lo más curioso, una biblia. Defoe partiendo de esta historia escribió su genial novela y añadió a Viernes, el compañero de Robinson en parte de su aventura. Por supuesto cambió el origen del protagonista, pasando de corsario a pobre naufrago.

Pero hay muchos más personajes literarios inspirados por personajes reales, por ejemplo el Drácula de Bram Stocker, el D´Artagnan de los Tres Mosqueteros, la genial novela de Alejandro Dumas, Madan Bovary de Gustavo Flaubert, Sherlok Holmes de Conan Doyle , el Doriam Gray de Oscar Wilde y tantos otros.

Creo, querido lector-a, que esta puede ser una buena excusa para leer si no lo has hecho nunca o releer algunas de estas grandes historias. Yo acabo de terminar de releer nada menos que Oliver Twist de Charles Dickens, y te puedo asegurar que lo he disfrutado más que la primera vez que lo leí.

Quedar en paz



No hay comentarios:

Publicar un comentario